viernes, 11 de julio de 2014

QUÉ POCO DURA LO BUENO

Y empezamos con las citas, análisis, resultados... un trajín vaya. Como tenía más de 35 años me tocó hacerme la prueba de la glucosa también en el primer trimestre... La verdad es que no estuvo mal, me medio mareé al principio pero luego todo normal.

Los resultados dieron normales, la puñeta fue que la toxoplasmosis dio negativo así que nada de jamón, lomo, embutido... Me harté de comer jamón de york, de pavo... Porque parece que como no puedes comerlo más ganas te entran de hacerlo. Eso que mi mami me congeló un trocito de lomo ibérico, qué bueno. Eso sí, depende de con qué gine topes. La mía me dijo que sin problema, que si lo congelabas no pasaba nada y se podía comer; en cambio a una amiga le dijeron que ni congelándolo. Así que yo debí tener suerte.

Las semanas pasaron bastante rápido, no engordé demasiado y como no tuve ningún síntoma (exceptuando mis manchaditos) me encontraba estupendamente. Deseando que me saliera la barrigota para poder presumir, pero entre que yo algo ya tenía de serie y que parece que tenía bastante espacio interior, llegué a las 20 semanas y parecía que había engordado sin más. En el trabajo no lo dije hasta que no fue estrictamente necesario y al poco decidieron que ya no me necesitaban más. Así que empecé unas vacaciones laaaargas. Pero eso lo contaré más adelante.
 
La eco de las 20 semanas salió genial, nos dijeron que era niño y no veáis las risas que se echó Papá Budita porque mi madre iba a ser incapaz de pronunciar el nombre que habíamos elegido si era niño. Qué pobre mi mami, a día de hoy aún le cuesta. Pesaba y medía dentro de los límites normales, no se veía nada anormal en los órganos así que nos dieron cita para la siguiente y última eco. Mientras en mi ambulatorio me dieron cita para hacerme nuevamente análisis y la prueba de la glucosa para finales de agosto.
 
Estuvimos en nuestra ciudad hasta que arreglamos mis papeles del paro y luego nos fuimos de vacaciones. Primero al pueblo de papá Budita. La barriga ya empezaba a parecer de embarazada aunque aún costaba discernir la cosa. Las vacaciones empezaron bien: piscina, paseos, sobris... así que contentos. La única pega fue que me salieron granitos en la zona del escote y resultó ser alergia al sol, así que como estando embarazada no se puede ni tomar ni darse una nada, me pasé los 10 días debajo de la sombrilla. Sólo tenía morenos los pies, jajaj!
 
Después de 10 días en el pueblo de papá Budita, nos fuimos al mío. Allí hizo un calor horrible, se me pusieron los pies como dos bombos, me sudaban cosas que no creía ni que existieran; un horror vaya. Me pasaba el día dentro de la piscina, eso sí, con una camiseta por encima y un gorrito por si acaso. todo un show, vaya. Se iba acercando el final de las vacatas, como teníamos que volver a hacerme todas las pruebas, pues no íbamos a disfrutar de todo el mes de agosto. Y parece que mi cuerpo se olió algo porque zas!, una mañana al levantarme a hacer pis me limpié y había sangre... No sabía ni como reaccionar, desperté a papá Budita, a mi hermana que es médico; nos vestimos y nos fuimos al hospital de la capital. Allí, después de unas horas interminables me vio un gine y me dijo que todo estaba bien, que el bebé estaba bien, tenía suficiente líquido que no parecía que hubiera nada mal. Sí que se veía sangre en el conducto uterino y que podía ser un desprendimiento lateral de la placenta. Otra vez a tomar progesterona y reposo.
 
Mi pareja se derrumbó nada más llegar al hospital y ver cómo lloraba me hizo darme cuenta de que la cosa podía no ir bien, que yo estaba en la semana 24 y que si había algún problema nos iban a ingresar a un montón de kilómetros de casa y sin saber si mi pequeño Buda iba a estar bien. Así que cuando me dieron el alta y volvimos al pueblo, me pasé el resto de los días de la cama al sofá y del sofá a la cama. Al final dejé de sangrar y respiramos algo más tranquilos.
 
Volvimos a casa un sábado y todo bien, pero al día siguiente; el domingo por la noche volví a manchar y vuelta a urgencias. Allí me pusieron los cintos y claramente tenía contracciones. El bebé seguía estupendo, dando vueltas y más vueltas por la placenta, así que otra vez reposo y que si veía que con descanso no me desaparecían las contracciones volviera. Estaba un poco harta del dichoso reposo porque yo veía que aquello sólo evitaba que sangrara pero tenía todo el día la tripa durísima, no podía ni vestirme porque la cosa se ponía a cien... Y encima cuando fui a los resultados con la gine la matrona me dijo que no pensara en ello, que diera paseítos y no sé qué más chorradas....
 
Aquel día con la gine justo hací yo 28 semanas. La verdad es que había sido una semana rara: continuas ganas de mear, dolor de útero y riñones... Ella me exploró y todo ok, el cuello del útero cerrado, el bebé bien, ya no manchaba...  Así que me dieron la siguiente cita y listo. Eso fue un viernes, el domingo empezaron las contracciones de parto.

1 comentario:

  1. Ostras que angustia! A mi me daba un miedo horroroso los manchados y hacia lo mismo que hiciste tu. Espero que Budita esperara un poquito mas para nacer... Besotes.

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